Amor mío:
No sé cómo empezar esta carta. Tengo miedo de que las palabras no lleguen a alcanzar la suficiente extensión para decirte lo mucho que significas en mi vida. Desde que te has ido, me ha quedado un hueco que no puedo llenar con otra cosa que no sea la remembranza de tu sonrisa, tu mirada, tu rostro…
Día a día te busco entre la gente por la calle; solo encuentro un montón de rostros anónimos que me hacen sentir todavía más tu ausencia. En casa, las cosas están como siempre a excepción del gato. No para de dar vueltas por todas las esquinas buscándote. Muchas veces se para de manera repentina; se me queda mirando como si estuviese preguntándose cuándo vuelves.
Esa misma pregunta me la hago con verdadera obsesión todos los días. El trabajo, mi mayor fuente de satisfacciones, se ha convertido en una tortura. Hay momentos en los que tengo la tentación de dejarlo todo para salir a en tu busca, pero sé de forma positiva que no sabría donde encontrarte.
Pasa el tiempo, tu recuerdo en vez de atenuarse crece aún con más fuerza ¡Cómo echo de menos nuestras bromas, las que solo entendíamos nosotros; esos momentos en el desayuno de los domingos, cuando comentábamos los incidentes de la semana o todas aquellas anécdotas que nos hacían reír como locos ¿Te acuerdas de mi bautismo de buceo? ¡Cuánto te reías con mis ataques de nervios! Si entonces me faltaba el aire, ahora me duele hasta respirar.
La tarde pasada caminando por el parque, vi a una pareja. No tendrían más de veintitantos años pero ya hablaban de planes de futuro, mientras se intercambiaban besos y miradas de complicidad. En ese instante pensé que se me paraba el corazón por culpa de la nostalgia de lo perdido. A toda prisa me marché de allí, incapaz de ver a las personas que se cruzaban en mi camino. Solo tenía una idea en el cerebro: Llegar a casa y poner el CD de nuestra canción. Mientras sonaban sus notas, empecé a escribirte cartas que fui rompiendo una a una porque no hallaba la forma de expresarme. Unas veces era cursi y las otras, patética.
Hoy que estoy relativamente serena en nuestro café, vuelvo a escribirte por milésima vez para hacerte llegar lo sola que me siento sin tu compañía. En este momento en que la cafeína va dejando de hacer efecto, me vendría bien tu abrazo. Sin él me siento como si no tuviese ningún lugar a donde ir.
Cada vez que coincido con nuestros amigos, trato de poner la mejor cara posible, sin embargo por dentro me derrumbo; me faltas tú, me encuentro fuera de lugar .
Vuelve mi amor. Tengo ganas de ver todas tus cosas ocupando la mitad del armario, de coincidir contigo en el cuarto de baño y aspirar tu perfume hasta perder los sentidos. Vuelve, creo que debemos hablar y salvar lo nuestro. Deseo con todas mis fuerzas que tengamos de nuevo esos sueños de futuro que fuimos construyendo en nuestro devenir y hasta hace poco eran el centro y el motor de nuestra relación.
Ya no me queda nada más que despedirme. No quiero ser pesada. Mañana, como muy tarde, le entregaré esta carta a tu mejor amigo. Él sabrá mejor que yo a donde localizarte para dártela. Con todo mi amor: